Percibo

Noviembre 25 de 2013
ME CONTESTO, COMO UN ECO


Es enfermizo leer de cómo todo se degrada hasta desvanecerse, de cómo el amor está siempre implícito pero tan poco mencionado, de cómo hacemos que se mantenga en la superficie en lugar de absorberlo y demostrarlo con cada respiro que damos. Es descuidar todo, llegar  a categorizarlo como algo normal, creyendo que está bien no ponerlo en un pedestal... Quizá no sea un pedestal, más bien un centro de gravedad, hacer todo por y para el amor. Porque, ¿qué sentido tiene amar si no se estalla de euforia?
Todo vale la pena.
Sigo con esa idea en la cabeza. Vivir para los demás vale la pena, dejarse de lado para sonreirle a alguien más, omitir la existencia del egoísmo, ser amable de verdad, preocuparse por los demás y ayudar con placer, agradecer hasta los enojos; ser auténtica, eso quiero.
Salir de lo banal más no así de la realidad.
De alguna manera es como si lograra captar todo por separado y vivir también el conjunto.
Me gusta la extrañeza de todo esto que a veces no entiendo.

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