No lo seguía... pero hubiera querido

Octubre 10 de 2011
UN POCO EXTRAÑO

Quería soñar, como siempre, pero fue Demasiado raro.
Querían enviar a mi hermano a Canadá. Por alguna razón él no quiso y yo tomé su lugar. Sabía que él también iría, estaría allí; quería encontrarlo, pero tenía tanto miedo de que me viera y pensaba que lo perseguía.
Al llegar allá entré a una casa que tenía los muebles destruidos, sentada en una silla de oficina negra había una mujer alta, delgada y rubia que lloraba desconsoladamente, parecía que había llorado por horas. Tenía las manos llenas de vidrio destruido.
- Él murió, - me dijo - no podemos vivir más aquí.
Me contó  la historia de cómo su esposo había sido asesinado. Miles de ideas pasaban por mi cabeza, pensaba en lo mucho que quería encontrarlo; sabía que teníamos que salir de esa casa con esa devastada mujer, muy dentro de mí esperaba estar donde él estuviera.
Luego de que terminó de llorar, salimos para comenzar a buscar un lugar en el cual quedarnos. Al salir el día era soleado y es cielo celeste con algunas nubes. Caminamos sólo un poco cuando llegamos a una casa con una gran puerta. Al entrar, del lado izquierdo, había una librera y justo al final de esa habitación había una ventana, había tres enormes camas a la derecha de ésta, y enfrente algo que parecía un pequeño comedor.
De repente volteé y allí estaba él, mirándome entusiasmado.
Por alguna razón sabía que era hora de dormir, la mujer rubia que iba conmigo entró con la dueña de esa casa a lo que parecía ser una sala de estar, así que en esa "habitación" sólo estábamos él y yo, y alguien que parecía dormir en una de las camas.
Nerviosa, le deseé dulces sueños, pero justo en ese momento él llegó y se acostó junto a mí con una gran sonrisa en su boca. Cerré los ojos y cuando los abrí me encontré regresando, despertando...
Fue tan inusual, todo me pareció tan ajeno a mí, menos su sonrisa, porque era esa con la que te ven tus mejores amigos.

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