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Enero 31 de 2012
LO HABÍA OLVIDADO

Uno. Dos. Tres...

Uno:
Caminaba, tal vez hablando conmigo, luego me econtré con su mirada. De repente a ratos se acercaba bastante. Veía de cerca sus ojos, que a veces son soñolientos; sus labios curvados en una gran sonrisa, su humano rostro.
Dentro de mí era como si millones de chispas saltaran, pero mi exterior era inmutable, hasta indiferente...

Dos:
La gran sala al exterior, sentada en su centro me encontraba. Él se acercó a mí, y luego otro indentico a él se sentó a mi lado, extendió sus brazos y me rodeó con ellos. El verdadero se sentó frente a mí a verme con una expresión neutra, hablar con voz muerta y un sentimiento inexistente.
El otro me quería, me deseaba junto a él, quería que repasara sus manos con las mías, quería el roce de mis labios en su frente.
Era tan raro tener "lo que tanto deseaba". Pero mi corazón no correspondía al que me daba el mundo, sino al auténtico, al único, al que hablaba sobre cosas sin importancia, pero reía como una melodía...

Tres:
Era un cuarto en Inglaterra. El estampado de los sillones era exquisito, mi vestido rojo, elegante, hermoso, y por momentos eran simplemente arapos.
Se acercaba a mí con cara de angustía, hablando con su mirada.
Había una dama sentada al otro lado de la habitación, al lado de una ventana. Sabía que tenía que presentarme, pero él que no sabía qué decir, no quería hacerlo, no quería oir las palabras que ella tuviera que decir. Le temía, la respetaba y de igual manera la amaba. Por alguna razón sabía que era su madre... Yo quería que ella notara que mis ojos brillaban al sonreir en la presencia de su hijo, pero todo quedó en "jamás-lo-harás".